Verónica fue la mujer que secó el rostro de Jesús.
Según la tradición cristiana, mientras Jesús cargaba su cruz hacia el Calvario, una mujer llamada Verónica se abre paso entre la multitud y se acerca a Él. Sin miedo a los soldados y a los dirigentes judíos, y movida por la compasión, Verónica seca con un lienzo el rostro de Jesús cubierto de sangre y sudor. Lienzo en el que queda impreso milagrosamente el rostro de Jesús.
Esta sería la imagen del rostro de Jesús que se conserva en la Basílica de San Pedro del Vaticano; aunque en otros tres lugares distintos se conservan reliquias conocidas como el paño de la Verónica: dos en España (la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Jaén, y el Monasterio de la Santa Faz de Alicante) y uno en Francia (la Basílica del Sacré Cœur de París). El hecho de que existan varios paños con el rostro de Jesús, se debe a que Verónica probablemente haya doblado el lienzo dos veces antes de que la sangre de Jesús se secara, con lo que serían cuatro las imágenes obtenidas.
(Verónica enjuga el rostro de Jesús)